Y O S O Y J O T A . C O M

Se antoja sencillo pero la piel se debilita y los huesos cada día pesan más. Van pasando los años y un día en tu cama te vas dando cuenta de todas las risas que has perdido por el camino. Y es que, después de todo, nuestro corazón ha pasado por túneles inimaginables. Ha llegado a subir a lo más alto, ha bajado a los infiernos y ha estado perdido en bosques frondosos. Pero sigue bombeando, y es que querer no es ningún juego. Te ves quemando fotos a la velocidad en la que enciendes un cigarrillo, vas juntando la noche y el día con los ojos como platos y vas pensando en los años que te quedan por delante.

«Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte» Fernando Pessoa

Y derrepente, el día menos pensado… una nueva risa se te clava en la cabeza, otros brazos te rodean, y una voz diferente te dice te quiero. Sí, has escuchado bien. Y tú, que sigues sin pestañear, que sigues pensando que la vida es un mal juego de azar… te mueres por esas dos palabras. Llega sin pedir permiso a nadie y une todas las partes de tu cuerpo de un plumazo. Sin pensarlo vuelves a un… todo o nada. El all-in de tu vida, ahora sí. Vuelve a brillar lo que parecía roto. Y ahí te ves, un lunes cualquiera saliendo de la cama loco de contento. Das los buenos días a todas las personas que se te cruzan por el camino, incluso a esa señora que vive enfrente y que tan mal te caía. Ahora parece que el café sabe distinto, el tráfico está mucho menos congestionado. Tus compañeros son más simpáticos y hasta cantas de camino al trabajo. La comida de tu abuela sabe mejor aún, vuelves a ponerte esos vaqueros que tanto te gustaban y escuchas esas canciones que creías prohibidas. Parece un gesto sencillo, levantarte, sacudirte el polvo y seguir adelante. Lo oímos una y otra vez. ¡Hazlo!, ¡levántate!. Pero no es fácil. Tú sabes que no lo es. El miedo siempre está presente. Giras un poco la cabeza y está ahí, esperando a que tropieces. Esperando tu paso en falso. El miedo conoce tus debilidades y sabe donde atacar.  Así que, cada peldaño que subas eres consciente de que el impacto es aún más fuerte y un dolor así se antoja insoportable… así que vas con cuidado. Pero sabes que esta vez sí, es la definitiva.

«Hay caídos que no se levantan para no volver a caer» Antonio Porchia

Y ese es el coraje, tener la obligación de seguir andando. Ahora agarras con más fuerza, saboreas mejor los momentos, y te quedas con cada palabra de su boca. Sabes el significado de perder y por ello aprovechas mejor los momentos en los que estáis juntos. Quieres quedarte con todos los detalles, las calles donde paseáis, los sitios donde entráis, guardas celosamente las entradas del cine de ayer … Es como si no quisieras salirte nunca de esa curva. Porque la grúa tarda en venir, y no sabes si vas a estar cuando llegue.

«La vida no es sino una contínua sucesión de oportunidades para sobrevivir.» Gabriel García Márquez

Y es entonces cuando te das cuenta de que sí,

de que vuelves a querer… otra vez. Y más aún (si cabe).